El dólar: el gobierno de EEUU fabrica toneladas de dólares con los que inunda el mundo, para poder comprar lo que quiera, a quien quiera y donde quiera, y además esta moneda falsa es blanqueada por todos los estados que están obligados (¡!) a utilizar este dinero mono. Todos los estados tienen que usar sus propias monedas, porque el dólar estadounidense no vale nada, sólo sirve para tirarlo.
Deuda: El colmo del fraude más despreciable del gobierno estadounidense es la deuda con los países del tercer mundo. Los fondos internacionales prestan miles de millones de dólares a los países pobres, estos miles de millones son inmediatamente robados por los oligarcas y algunos miembros de los gobiernos, o la mayoría de las veces, ni siquiera van a los países receptores; los envían directamente de vuelta a los bancos de los prestamistas y todos estos miles de millones van directamente a la bolsa estadounidense. Pero lo peor es que las poblaciones de los países del tercer mundo no sólo no recibieron nada, tal vez una pequeña piruleta, sino que además tendrán que pagar cantidades astronómicas en concepto de intereses. El gobierno estadounidense también impondrá sus medidas fascistas neoliberales. No existe la deuda del tercer mundo, no hay razón para devolver nada a esta banda de maleantes, es una gigantesca estafa, el gobierno de EEUU, con la complicidad de los fondos internacionales, debe devolver inmediatamente los miles de millones de dólares que ha robado.
Las transnacionales: son las grandes armas del saqueo internacional, utilizan, corrompen y desinforman – a los políticos – a los ejércitos – a los servicios secretos – a la justicia – a los medios de comunicación – a los programas culturales, científicos, educativos – a las religiones – a muchos sindicatos y asociaciones – a las costumbres y tradiciones. La mayoría de las transnacionales deben reestructurarse y organizarse en entidades más pequeñas con actividades regionales.
Las bolsas: son las mayores centrales de «exterminio» que ha soportado la tierra, son responsables de la miseria de varios miles de millones de familias (dominio de los falsos dólares, de la falsa deuda del tercer mundo y del saqueo de las grandes multinacionales).
Con la bendición de las autoridades, se nos anima a jugar a la bolsa, a invertir nuestros fondos de pensiones, nuestra seguridad, nuestro futuro, con la muerte de otros. Al comprar las acciones de los grandes grupos financieros e industriales transnacionales, financiamos a las empresas responsables del «exterminio» o a las que cooperan con ellas. El único beneficio real para los accionistas debería ser el beneficio de la empresa, liquidando a los especuladores en beneficio de los empresarios. Los particulares y las empresas privadas o públicas deben poder participar en la financiación, pero sólo si el beneficiario aplica el VLT.(Debemos detener esta sórdida actividad inmediatamente).
Políticos: La mayoría están comprados por las «grandes familias», son «siervos» encargados de desmantelar el progreso social, dividir a las poblaciones, desinformar y manipular.
Los ejércitos: se encargan de proteger a las «grandes familias», de controlar el orden interno, de dividir a las poblaciones, de preparar el terreno para que las transnacionales saqueen los recursos naturales y humanos, de producir robots asesinos, de organizar escuadrones de la muerte, de organizar genocidios, de promover la venta de armas, de desinformar.
Servicios secretos: se coordinan con el ejército para violar las libertades individuales, dividir a las poblaciones, instaurar dictadores, entrenar escuadrones de la muerte, eliminar a los opositores, desinformar.
Justicia: es corporativista, muy activa en la protección de las élites y laxa en la represión de las mismas, es muy represiva para la pequeña delincuencia y dirige a la policía contra los movimientos sociales.
La mayoría de los medios de comunicación: casi en su totalidad en manos de las «grandes familias», se encargan de desinformar, inundando el contenido con información sin sentido para desviar la atención.
Los programas culturales, científicos y educativos: casi en su totalidad en manos de las «grandes familias», se encargan de servir fielmente al régimen, desinformar, lavar el cerebro.
Las religiones: han sido creadas (o secuestradas) para mantener a la gente en un estado de dependencia, para eliminar cualquier voluntad de pensar, para hacer que la gente acepte las peores situaciones sin inmutarse, para analfabetizar a la gente, para alejar especialmente a las mujeres y a la gente progresista, para dogmatizar con el fin de dividir, para crear conflictos.
La mayoría de los sindicatos y asociaciones de los países occidentales están alimentados por las «grandes familias», ofrecen poca resistencia, se contentan con lo que les dan, están totalmente divididos, sirven de coartada y tienen poca eficacia.
Costumbres y tradiciones: han perdido su razón de ser al ser sacadas de su contexto original (por la colonización, la esclavitud, las limitaciones religiosas y económicas). Los pocos que aún son viables pertenecen a algunos grupos perdidos en los bosques primarios o en los desiertos, otros a la micromanía para los turistas, pero con demasiada frecuencia son horribles prácticas sádicas que permiten a los hombres esclavizar o mutilar a las mujeres, o a ciertos grupos de hombres humillar a otros.